No sé si estaréis de acuerdo conmigo,
pero yo creo que ser normal o no es algo que trasciende más allá de
unas ideas o unos comportamientos que van acorde unas leyes no
naturales. Que estas leyes no sean naturales ya es la primera señal
que pone en tela de juicio la normalidad.
La relatividad de la normalidad también
se puede ver en que cualquier problema resulta un problema si la
persona misma considera que es un problema para ella. Aquí nos
muestra lo efímero que es lo considerado normal: en un segundo algo es
normal, pero al rato puede tornarse en no normal. Y ni siquiera tiene
que pasar tiempo para que algo sea visto como normal y no normal a la
vez, la dualidad que encontramos vista desde dos cabezas diferentes.
Si la normalidad es tan efímera como
el lenguaje oral, ¿quién dice que no la establezcamos cada uno
en nuestra cabeza? Un montón de cabezas pensantes,
retro-alimentándose los unos a los otros, uniéndose en familias,
grupos de amigos, religiones, sociedades, culturas... todos éstas
plataformas de hechos que se llaman normalidad. ¿No es la normalidad
una excusa, a veces no tan obvia, de segregación y discriminación? ¿No es la
normalidad el mejor de los pretextos para atentar contra la ética y la
moralidad?
La necesidad de dejar escrito aquello
que es normal es otra señal de su fugacidad. El tiempo que se
invierte en cambiar esos escrito es otra. Como si al no escribirlo se
nos olvidase aquello que tenemos que categorizar como semejante o
diferente a nosotros. Parece algo más como una apaciguación para
cada uno de nosotros o algo más como una facilitación del trabajo a
mentes que les quema el pensamiento divergente, por él mismo.
Al igual que la normalidad, queremos
pensar en la palabra libertad y se nos abre la boca y la mirada hacia
delante al pronunciarla. La libertad está en la mirada de cada uno y
a la vez en la de ninguno. Hoy en día está muy claro que no hay
libertad ninguna, pero si la situación fuese distinta, ¿habría
libertad? ¿Y qué es la libertad en un mundo de influencias, de
sociedades, culturas e ideas sino una invención para hacernos sentir
mejor? Considero que sólo seremos totalmente libres cuando muramos,
puesto que no tendremos nada que perder ni que ganar, no deberemos
nada a nadie y nadie nos podrá influenciar (entendiendo este
concepto en su máxima amplitud: en el ámbito de las ideas, en el
ámbito emocional, etc). Aún cuando morimos le quitamos un poco de libertad a alguien, pues algo de nosotros puede quedar en esa/esas personas, las cuales pueden arrastrar nuestra carga toda la vida.
Si el ser humano va aprendiendo a vivir y a adaptarse en su entorno mediante la imitación, ¿cómo podremos tener libertad? Ni siquiera el realizar una acción que haces porque quieres, porque la has elegido tú, es libre. Probablemente te centres (consciente o inconscientemente) en que tu acción no determine la condena de las necesidades de otra persona/animal/cosa. Todo esto me hace pensar en una cosa que oí hace un tiempo: "el silencio absoluto no existe", porque aunque todo estuviese absolutamente callado, aún seguiríamos oyendo nuestro corazón latir y la sangre correr por las venas.
Si el ser humano va aprendiendo a vivir y a adaptarse en su entorno mediante la imitación, ¿cómo podremos tener libertad? Ni siquiera el realizar una acción que haces porque quieres, porque la has elegido tú, es libre. Probablemente te centres (consciente o inconscientemente) en que tu acción no determine la condena de las necesidades de otra persona/animal/cosa. Todo esto me hace pensar en una cosa que oí hace un tiempo: "el silencio absoluto no existe", porque aunque todo estuviese absolutamente callado, aún seguiríamos oyendo nuestro corazón latir y la sangre correr por las venas.
Y la libertad y la normalidad se quedaron en silencio absoluto.
Y nuestros oídos las oían latir
normales y libres.

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