Expresarte sin expresar es lo suyo ahora. ¿Desde cuándo los
sentimientos, las emociones, van precedidas siempre de un “me siento” y un clic
indeciso? ¡Qué narices! ¡Ni sabemos expresar cómo nos sentimos por redes
sociales! Y esperamos vivir con ganas, dejamos constancia de que llevamos a
cabo el “Carpe diem” con una hora de publicación y una ubicación. ¡Cómo si el “Carpe
diem” tuviese un aquí y un ahora inamovibles! ¡Como si no pudiese disfrutar la
vivencia y después el recuerdo casi imborrable de cómo me temblaban las piernas cuando te
esperaba! ¡Como si no tuviese el deseo constante de comerme la vida, la cabeza y las ganas
con algo que yo quiera, cuando yo quiera! (Y como yo quiera).
Voy a mostrar mi cambio tan repentino de opinión y de estado de alguna red para justificar, constatar, explicar… ¿A quién? Que sí, que los cambios son
geniales. Que hasta ese anciano que se sienta en el mismo sitio, en la misma
plaza, con la misma gente, necesita cambiar de punto en la plaza para que el sol le ciegue un poco, y así por un rato ser un poco más feliz, y así por un rato
disfrutar a pesar del latente malestar de haberse cambiado de SU SITIO, con mayúsculas. Pero cambia de lugar, sin más. No chilla en medio de la plaza haciendo ver a todos que lo ha hecho.
Las cosas demasiado estructuradas casi siempre ahogan, bien
porque sea una estructura extremadamente pésima o bien porque la naturaleza
está hecha de estructuras, pero flexibles y cambiantes, como la vida misma,
como la rutina. ¿Que no cambia? Yo he visto a mi rutina cambiar, darse
completamente la vuelta e incluso cuando era más o menos rítmica con un compás
casi automático, siempre había algo diferente. El cambio era, es y sigue siendo
renovador. Primero ahoga hasta que te saca el último atisbo de aire que tienes
hasta dejarte vacío. Después, ese vacío materializado y ese "Cambio" todavía
siendo "Ganas", te acompañan mientras andas, ríes, callas... Poco a poco las
ideas de una transición aumentan tus ganas de saber, de ver toda la gama de
alternativas que te pierdes y esa imagen de "Cambio" se va haciendo sólida.
Finalmente, lo sólido se hace diamante hecho de determinación y ganas de
dejarte el alma en algo. No es que las ganas de cambio sean pobres, sino que como
diría mi madre “quien mucho abarca, poco aprieta”. Coge lo que más te
preocupe, algo que sea relevante no sólo para ti, sino que para tu entorno
natural.
Natural… ¿nos acordamos de cómo iba eso de estar en contacto
con algo que no sea una máquina? ¿Nos atrevemos a dejar de exponernos, aunque
nos cueste no ganar no sé cuántos “me gusta” de aprobación? ¿En todo ese
alejamiento de lo artificial, nos paramos a pensar un ratito qué soy, para qué
estoy en este suelo, qué puedo hacer para que todo (sin excluir nada de lo que
pisa ese mismo suelo) vaya un poco mejor y creamos otro diamante que pueda ser eslabón de una especie de collar enorme? Va, vamos. Que la Tierra se va a ver preciosa con él,
prometido.

Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGran desahogo !. Creo que por todo lo que dijiste es que algunos recurrimos a utilizar el Blog. Facebook funciona con el sistema de los botoncitos de aprobación, twitter es demasiado dinámico y rapido, pero el Blog queda. Es más old school. conservador y lento (positivamente hablando); no busca aprobación ni popularidad exactamente.
ResponderEliminarSaludos !
¡Muy de acuerdo contigo en todo! Desahogo e intento de concienciación, así que espero que sirva de algo :) Gracias por leerme.
EliminarUn saludo,
Mrs. Freud.