jueves, 12 de marzo de 2015

Resaca de vivir.

Un abrazo ayer, un adiós hoy, un "hasta que nuestros sentimientos se vuelvan a chocar" para mañana... Lo que pasamos día a día en conjunto deberían llamarlo "marronazo gordo", en vez de vida. La vida se trata de cosas pequeñas, cosas que se van uniendo y forman el todo armónico. Una armonía puede ser buena, muy buena o simplemente mala, pero, ¿quién las clasifica de esa manera? Nosotros, oyentes a veces sordos. Nosotros, oyentes con necesidad de un artilugio que nos haga oír mejor. Nosotros, que sólo oímos las partes que queremos y las repetimos una y otra vez para no encontrarnos, no diferenciar entre las notas y nosotros. ¿No es esto equiparable a la vida? ¿No es la vida un marrón en sí misma? Estás metido hasta el fondo en ello, eso lo sabes. A veces no sabes ni por donde empezar, a veces sólo te hace falta un empujoncito, a veces, simplemente, te supera ese gran marrón... Es una ley natural constante, esa ley que de repente un sábado noche te pones a discutir con tus colegas como cualquier conversación normal de vino y compañía, algo así como un enrevesado complejo, con muchas salidas y múltiples opciones de operar para obtener lo que quieres. Así es la vida, ¿no? Así es, tan efímera como una discusión de sábado noche entre alcohol y bromas. Y es que vivir también deja resaca. Las experiencias dejan resaca. ¿Y si nos emborrachamos?




                                                                                                    -K
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario