-K
jueves, 29 de agosto de 2013
Noches en vela.
Esta es una de las noches, reflejo de aquellas en las que pasabas el tiempo, o más bien compartías el tiempo, con aquella persona especial para ti, saboreando minuto a minuto, beso tras beso, caricia tras caricia... Y a la falta de esos pequeños detalles, te sientes vacío, con necesidad de más... hasta llegar a echar tanto de menos a esa persona que parezca que te falte un miembro importante dentro de ti que te hace sentirte vivo; aunque la verdad sea que te conformes con no verle nunca más, que no deseas saber nada él por mucho tiempo, pero que aún así, el embrujo de las noches y de los recuerdos, te hacen volver a desearlo como una droga.
miércoles, 28 de agosto de 2013
Love is an easy game.
Vacíos te quieros, palabras artificiales, falsas sonrisas, hipocresía... y todavía esperan que nuestra sonrisa permanezca intacta.
-K
Eh, que te pierdas.
'Believe me'. Créeme. Suena sencillo, ¿verdad? Pero ahora miremos con un poco de racionalidad: ¿Cómo narices dar nuestra confianza a alguien que ni si quiera sabe el significado de esa maldita palabra? Parece algo tan sencillo el ofrecerla, algo tan fundamental el entregarla sin compromisos , sin que la persona que la reciba, te dé de vuelta algún tipo de garantía... y una vez que la ofreces es como si no hubiese marcha atrás. Cuando sabes que no le pertenece a cualquiera y tú la das sin más, estás perdido. Eres algo así como un ser vulnerable, blanco fácil del cabrón que decide desechar algo tan preciado, y que no contento con eso la utiliza cual marioneta, a su antojo; eres algo así como la idiota que le hace reír En tiempos en los que los juglares se extinguieron, todavía quedamos idiotas que ejercemos de ello para descerebrados sin corazón ni sentimientos. Un proverbio árabe dice: "si me engañas una vez es tu culpa. Si me engañas dos veces, es culpa mía".Estás en ese intenso abismo en el que ves dudas tan o más grandes que las certezas que te rodean. Y de repente, sin avisar, algo tan cierto te asalta a la cara, no quieres aceptarlo, y como por arte de magia esa confianza se desvanece como el vapor, dejando a su paso huellas llamadas 'dolor'. "Soy fuerte, no me afecta" te dices a ti mismo, pero, ¿para qué engañarnos? Estás realmente jodida. Maldices la hora en la que diste algo tan auténtico a alguien tan artificial, y no sólo una vez, sino que se la has ofrecido todas las veces en las que con sus falsas palabras y sus vacíos "te quiero" han disipado las dudas que te corroían. Eso te duele como si destrozasen el trabajo de toda una eternidad del que estabas realmente orgullosa. En cuestión de minutos tu opinión cambia, te sientes como si realmente nunca pudieses levantar y poder decir a nadie, sin ningún tipo de miedo: "joder, que sí, que confío en ti con todas mis fuerzas" , y te preguntas: "¿qué narices hago mal?" Pero párate un momento. Escucha a tu alrededor. Tienes a gente apoyándote, gente que siempre aprecia ese valor tan esencial y que poseen el manual del correcto uso de dicho valor, gente que te recuerda que debes saber a quien ofrecerle tu fidelidad y está contigo enseñándote que lo que realmente vale la pena es alguien que te demuestre que te necesita con él/ella. Muchas veces gracias a ellos reirás, llorarás, pero al final siempre sabes que por ellos sí que merece la pena derrochar eso que llamamos CONFIANZA. Gracias.
martes, 27 de agosto de 2013
Muerte al corazón.
Lo cierto es que nunca he sabido cómo actuar correctamente,
si dejarme llevar o simplemente dejarlo ir, si desenterrar ese sentimiento que
algún día las desilusiones y decepciones me hicieron enterrar. Un te quiero mal
dicho, eso es lo que temes. Disfrutar es tu meta desde aquella primera
decepción: ni un te quiero más, ni un abrazo sincero más, ni la misma sonrisa; nunca
más… Tu corazón se hace de plomo. Nada ni nadie puede pertubarlo ya, hacer que
se sienta vivo, hacer que sienta que nada, absolutamente nada, lo puede parar
porque corre a contrarreloj sin importar lo que le rodea. Olvidas todo, a
todos. Sólo te queda frialdad, dureza, escarmientos… Hasta que llega, ese
interruptor que se acciona diciéndote ‘¡hey! ¿qué me está pasando? ¿hace cuánto
que no sentías esto?’. Vuelves a sentir, crees que no debes hacerlo, no estás
del todo segura que quieras hacerlo, pero te dejas llevar. ‘Con cautela’ te repites constantemente, aunque al primer
‘me gustas’ olvides la jodida advertencia. Lo bueno de todo esto es que la
experiencia habla por sí sola, (y la naturaleza humana) y la decepción pasa a estar en mis planes. Pero,
¿sabes qué? Esta vez es una de las tantas veces que te quedarán por vivir, en las
que tu corazón demuestre que ha revivido, sí, pero no con la misma esencia ni
la misma vivacidad; para eso siempre
faltarán tiempo, ganas y la persona correcta…
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