Sentirse fuera de lugar. No sé
exactamente cómo definir este concepto. Porque, para cada uno creer
que no está en el sitio que pertenece, simboliza una cosa.
Depende de la gente que te acompañe, de las experiencias que te sigan detrás (o te hayan seguido y ahora hagan mella las muy putas),
del lugar donde te encuentres... Bueno, hablemos de mí. Sí, ya toca
hablar de mí. Esa es una de las cosas en las que me siento fuera de
lugar, como si no estuviese en el lugar de aquellos que sí tienen un
lugar en mí. Piensas 'bah, deja de guardarles un hueco en tus
preocupaciones diarias' , pero no, no te sale. 'Que si no eres malo,
te comen' , dicen, y a mí personalmente no me gusta esta frase.
Ojalá me gustase y pudiese interiorizarla, pero no está en mi ser, lo siento.
Otra forma de sentirme fuera de lugar
es no estar nunca contenta con lo que tengo. Pero, ¿las cosas que
tienes son buenas? Y algunos dirán que todo eso es subjetivo, que si
sabes darle el valor que les pertenece, blablabla. TONTERÍAS. Puedes
tener muchas cosas, pero, ¿cuántas de ellas te causan más alegrías
que malos ratos? Y cuando te estás empapando de esas cosas, ¿cuántas
veces te sientes plena? Eso es sentirse fuera de lugar. Como si no
encajases allá donde vas, como si todo lo que te faltase en un lado,
lo encuentras en otro en el que también te faltan muchas otras
cosas. Nunca llueve a gusto de todos, decía Melendi. Pero siento que
nunca llueve a mi gusto y no sé si es pesimismo ya adaptado a mi ser
o que realmente es así, pero en verdad, siempre me falta algo. Tengo
muchas cosas buenas, eso sí que es verdad. Y tengo que aprender a
apreciar más esas cosas, eso es otra gran verdad. Pero ahora no
puedo. Y permitídmelo, no puedo (o no quiero).
Cansada. Estoy profundamente cansada.
Necesito encontrarme y dejar de pensar que los tiempos seguirán
siendo así, todo rutina, mala rutina que se repite una y otra vez
sin dejarme escapar, y para ello... para ello necesito perderme.
-K.
