viernes, 14 de marzo de 2014

Mi extraña psicofilosofía.


Debo decir, sin ningún reparo, que me encanta lo que hago. Desde que empecé con esto, me asaltan infinitas dudas sobre la sociedad, sobre uno mismo, sobre nuestro comportamiento... Son muchos los días en los que de un sólo tema tengo tantas y tan desmenuzadas opiniones que me parece escueto y mediocre expresarlo en 140 caracteres. Podría contaros algo sobre esos millones de temas que tengo en mente día a día, pero ahora mismo sólo me viene a la cabeza uno: psicología.
Creo que la mayoría de la gente está algo equivocada sobre el significado de este término. Y sí, puede que sea una simple neurosis que tenemos todos los "pequeños psicólogos" por categorizar eso tan amplio y complejo que nos representa. Psicología pues, amigos míos, es para mí algo difícil de clasificar. La mayoría de vosotros la consideraría como un oficio "para curar locos", otros lo llamáis de esa forma tan divertida... ¿cómo era? ¡Ah, sí! ¡"Come cabezas"!
Pero después de todo esto y de mi poca experiencia, yo sólo me quedo con una cosa: psicología es una forma de vida. Después de abrir unos cuantos libros, de echar muchas horas con los codos encima de la mesa y después de ver a muchos personajes singulares que marcan un antes y un después en diversos ámbitos, te das cuenta de que tu ignorancia era tal que es como si nacieses de nuevo. Por medio de tus pocos conocimientos empiezas a ver qué te pasa, qué es aquello que sientes, cómo afectan tus acciones a los demás, empiezas a analizar tu situación y la de la gente que te rodea... Aprendes que vivir es fluir. Si no fluyes, llegas a un estancamiento de tal magnitud, que no sabrás cómo salir de ahí. Pero dejadme deciros que las pautas sólo las tenéis vosotros. Si hay algo que estoy aprendiendo en este tiempo es que las preocupaciones tontas se deben sacar afuera, desmenuzarlas y quemarlas mientras que ves el humo de alivio fluir hasta que desaparece. Y es que todo fluye en la medida en que tú se lo permitas; todo fluye en la medida en la que tú sepas pisar fuerte, aunque después debas arreglar aquello que pises, porque es mi obligación deciros que vivimos imperfecta y estúpidamente muchas veces, pero al fin y al cabo vivimos y es a eso a lo que debemos dedicar todos nuestros "ha merecido la pena".
-K.